Tras pegarme este viaje, creo que puedo opinar con cierto conocimiento de causa sobre los asuntos energéticos del mundillo camper.
A la hora de viajar en furgo, el tema energía cobra más importancia todavía que en el coche. Por varias razones: porque normalmente se cubren distancias más grandes, porque algunos consumos son mayores, y porque aquí disponemos de más tipos distintos de energía que hay que saber dosificar para que duren lo máximo.
Así, podemos distinguir tres tipos diferentes de energía, dentro de la furgo:
– Combustible del motor
– Gas
– Electricidad
Ya he hablado anteriormente de ello, pero ahora me molaría comentar las acciones concretas que hay que llevar a cabo cuando se viaja en furgona, para minimizar el gasto de cada uno de estos elementos. Gastar lo mínimo posible nos dará, por un lado, mayor autonomía. Así nos ahorra el hecho de parar a repostar o recargar la bombona tan a menudo. Por otro, nos gastaremos menos pasta, que es lo más interesante.
Combustible del motor
Este tema está más que hablado, porque ahora parece que está de moda practicar el hypermiling (hacer el máximo de kms con un depósito). A grandes rasgos, lo que hay que hacer es pisar poco el acelerador. Y punto. Esto implica aceleraciones lentas, siempre que no se comprometa la seguridad. La gente parece que solo tiene en cuenta el régimen del motor, a la hora de cambiar de marcha. Pero éste es solo una de las variables. La variable olvidada es la posición del gas. De nada sirve cambiar a 2000 rpm si llevas el gas a tope.
Por otro lado, lo de siempre: velocidad constante y previsión en las maniobras.
Y una situación en la que se puede ahorrar bastante gasofa es afrontando las subidas. La forma más económica de subir no es manteniendo la velocidad constante. Eso cuesta mucha energía. Resulta más eficiente coger algo de carrerilla (suavemente) justo antes de afrontar la subida, y luego, dejar caer lentamente la velocidad. Dentro de unos límites, claro está. Pensad que cuando se sube, una componente del peso del vehículo nos está tirando para abajo. Y eso es una fuerza que, desde la referencia relativa del vehículo, hay que vencer. En llano no ocurre eso. Y en bajada, esa componente del peso juega a nuestro favor.
En mi caso concreto, otra forma de ahorrar es echando gasolina de 95 octanos en lugar de 98. Recuerdo que mi vehículo necesita gasolina de 98 octanos porque lo dice el manual del vehículo.
No le echo ese suco porque así corre más o porque el motor va más limpio. Si en el manual pusiera que con 95 octanos le basta para cualquier estado de funcionamiento, está claro que le echaría gasofa de la barata. Pero no es así. De hecho, en el manual pone que se puede repostar gasolina de 95 octanos siempre que no se circule a cargas elevadas. O sea, dándole candela. Como la idea es conducir suave, pues otra forma de ahorrar es repostar gasofa de 95. Y más cuando la diferencia de precio entre ambos combustibles es muy grande, como en todos los países que he estado, salvo en Francia.
Gas
Este tema es el que me trae más de cabeza. Más que por el elevado consumo, por la disponibilidad de las bombonas de Campingaz. Y por la molestia que supone pagar más de 30 pavos por una puta recarga (en Bélgica me costó eso). Aquí sí que se puede optimizar mucho su uso. En mi caso, tengo 3 consumidores de este combustible: la nevera (cuando funciona a gas), la cocina, y la calefacción estacionaria. Los he ordenado de menor a mayor potencia calorífica. Pero hay que tener en cuenta las horas de uso: la calefa casi no se usa, la cocina solo algunos minutos al día, tal vez 1 hora. Pero la nevera puede estar varios días seguidos funcionando 24h/día. Y eso provoca que sea el mayor consumidor de gas. Así que es el elemento al que más atención hay que prestar.
Se puede sacar una estimación de la duración de la bombona de gas solo teniendo en cuenta la nevera y despreciando los otros dos elementos: cada bombona del tipo 907 de Campingaz tiene 2,75 kg de gas butano. El consumo máximo de gas de la nevera es de 15 g/h. Parece poco. Si dividimos la capacidad de la botella por el consumo horario de la nevera, nos salen 180 horas, funcionando en contínuo a plena potencia. Parece que son muchas horas. Si dividimos entre las 24 horas que tiene el día, nos salen 7 días y medio. Ese sería el tiempo que duraría una bombona de Campingaz del tipo 907 con la nevera funcionando a todo trapo. O sea, una semanita cada bombona. Si cada semana tengo que pagar 30 eurazos por una bombona, lo llevo claro. ¿La solución? Llevar la nevera a carga parcial, para mantener una temperatura próxima a 4ºC y aprovechar los campings para hacerla funcionar a 220V. Recuerdo que mi nevera es trivalente: funciona según un ciclo de absorción, no con compresor, como las de casa. Lo único que necesitan es un foco caliente, que puede ser una resistencia eléctrica (a 220 V alterna o a 12 V contínua) o un quemador de gas.
El rendimiento del ciclo de absorción es menor que el ciclo de expansión que usa una nevera como las de casa. Le afecta mucho la temperatura exterior. Por todas estas razones, hay que prestar mucha atención a este chisme. Así, estas son algunas de las cosas a tener en cuenta, con la nevera de absorción:
– Cuidadito con eso de abrir y cerrar la nevera. Al tener un volumen tan pequeño, cada vez que se abre la puerta de par en par, la tasa de renovación del aire es cercana al 100%, por lo que es como si volviéramos a empezar desde el principio, prácticamente. Hay que abrirla pocas veces, y sin hacerlo de par en par.
– Me he dado cuen que, más que la temperatura del interior del habitáculo, lo que más le afecta a este bicho es la radiación solar. Es decir, que si el sol está pegando por el lado de la furgoneta donde está la nevera, estás jodido. La temperatura del interior del frigo subirá sin remedio. Solución: prever esta situación y aparcar en consecuencia.
– Resumiendo un poco los dos puntos anteriores, a estas neveras les cuesta la vida vencer la inercia térmica. Si hay algo caliente dentro del frigo, o hace mucho calor fuera, la temperatura interior tardará mucho en bajar. O puede subir, incluso.
– Para evitar altas temperaturas dentro del habitáculo, lo mejor es (si no se puede aparcar a la sombra) usar las cortinas. Yo las tengo con foscurit, que aísla muy bien del sol. Y se nota que te cagas.
– Para evitar llevar la nevera a todo gas de manera innecesaria, lo suyo es llevar un termómetro para controlar la temperatura de su interior. Con llevar el frigo entre 2 y 6 grados, basta. Bajar de ahí es desperdiciar energía. Así, podemos llevar la nevera a cargas parciales, consumiendo menos de esos 15 gramos/hora (en el caso concreto de la mía).
Respecto a la cocina, también se puede optimizar algo. Obviamente, si la comida necesita un cierto tiempo concreto para cocinarse, no se puede hacer nada, pero sí que se pueden pulir detalles:
– Usar la tapa de la olla. No os imagináis la cantidad de calor que se desperdicia a través de la parte superior de este recipiente. Esto puede hacerse extensible a sartenes y cazos.
– Si tienes que hacer 2 platos, y se pueden hacer de forma secuencial, es decir, uno antes y luego el otro, lo suyo es aprovechar el fogón donde se cocinó el primero, ya que ya tiene una temperatura elevada. Y si se puede aprovechar el mismo cazo o sartén, pues mejor todavía.
– A la hora de cocer pasta o arroz, puede ponerse algo menos de agua. Esa agua se calienta para después tirarse. Por ello, cuando menor sea la masa de agua a calentar, menos energía será necesaria. Pero hay que tener en cuenta que la comida se cueza bien, claro. No es plan de que el plato nos quede una suculenta montaña de mierda.
– Para los papeos anteriores, si estamos en un camping, lo suyo es llenar la olla con agua caliente del grifo. Así partimos de una temperatura superior del agua, por lo que el punto de ebullición está más cerca.
Y sobre la calefacción estacionaria, resulta ser el consumidor más potente pero el que funciona menos tiempo, lo que provoca el menor consumo. Pero para minimizar su uso, hay que tener en cuenta lo siguiente:
– Las cortinas y el parasol sirven para evitar la entrada de los rayos del sol, pero por la noche hacen el papel contrario: evitan que el calor del interior de la furgo se disipe hacia el exterior, haciendo bajar la temperatura del habitáculo.
– Un detalle del que me he dado cuenta es que hay que procurar que la parte baja de las cortinas quede pegada al máximo contra la chapa del vehículo. ¿Por qué? Pues porque el aire frío tiende a ir hacia abajo, ya que es más denso que el aire caliente. Los cristales, al ser muy poco aislantes, provocan que en su entorno el aire sea muy frío, por lo que éste cae por la parte baja de las cortinas. En las noches frías, si pones la mano debajo de las cortinas, se nota la corriente de aire frío.
– Una forma de minimizar el volumen de aire habitable, y por lo tanto, que debe estar a una temperatura adecuada, es correr la cortina que separa la cabina del resto del vehículo. Así, tenemos menos metros cúbicos de aire que hay que calentar o evitar que se enfríe.
– En general, lo suyo es evitar las pérdidas de calor. Muchas veces te das cuenta cuando ya es demasiado tarde. Eso provoca que tengas que calentar de nuevo el recinto, ya que el calor se ha escapado hacia el exterior.
Electricidad
Este es el tema menos preocupante, a menos que vayas a estar una semana apalancao en algún sitio aislado. Al circular, el alternador recarga las baterías, y si estás en un camping, puedes enchufar el cargador para hacer eso mismo. A pesar de todo, siempre se puede optimizar un poquillo:
– Siempre que se pueda, cargar los chismes tales como el móvil, el ordenata, etc, en el camping.
– Aprovechar para hacer lo propio con las baterías del vehículo, con el cargador.
– Si hay que usar el inversor por huevos, lo ideal es hacerlo en marcha. Así nos aseguramos que no nos quedamos sin batería en el vehículo. Pensad que, un inversor como el mío, que es de 500 Watios, puede dejar seca una batería de 72 Ah en pocas horas:
500W / 12V = 41,67 Amperios (A).
72 Ah / 41,67 A = 1,73 horas.
Con un consumidor que lleve al límite el inversor (500 W, en mi caso), en menos de 2 horas se cepilla la batería. Y aquí he tenido en cuenta el caso ideal de que la batería libera esos 72 Amperios hora. En la realidad, por debajo de cierto porcentaje de descarga, la batería dice basta.
Y eso es todo. Son cosillas que he ido poniendo en práctica a lo largo del viaje. Algunas ya las sabía, y otras las he ido descubriendo sobre la marcha. Espero que les pueda servir de ayuda a alguien más.
Salud y kms!
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