Posteado por: Carlos Valladares | 29 junio, 2010

Despedida y cierre

Y hasta aquí ha llegado esta pequeña aventura. Han sido casi 3 meses, más de 10.000 km, cientos de litros de gasolina quemados y millones de vueltas de cigüeñal.

La verdad es que ha sido poco tiempo. He notado evolución desde que empecé hasta el final del viaje: al principio me daba reparo pernoctar por ahí, cosa que no ha sucedido al final. Supongo que es cosa de tener seguridad en uno mismo y autoconfianza. Se puede decir que he ganado en ese campo.

También creo que he mejorado mi conducción. Hacia el final del viaje ha sido cuando he conseguido los mejores consumos. Supongo que he mejorado mi técnica de hypermiling.

Me ha llamado la atención la disciplina al volante que tiene la gente del norte. Grosso modo, se podría resumir que donde peor se conduce es en España e Italia: no respetan líneas contínuas ni distancia de seguridad. Por supuesto, de los intermitentes ni hablamos. Donde mejor he visto que conducen es en la zona de Baviera, donde todo lo anterior lo hacen correctamente. En los países escandinavos, mantienen la distancia de seguridad y no te pitan si vas muy lento. Pero el tema de los intermitentes no lo tienen muy presente.

Respecto al paisaje, creo que la parte que más me ha gustado ha sido la zona escandinava. Es una tierra bastante distinta a lo que conocía del sur del continente. Tengo que volver, sin duda. Y el cabo norte es uno de mis objetivos. Ya sabéis que lo que digo, lo hago. Solo es cuestión de tiempo.

¿Y la parte que menos me ha gustado? Las zonas de costa. Da igual que sea Francia o Italia. Parece que todo el mundo pierde el culo por ir a la playa, cuando en verdad es una trampa mortal: zonas masificadas y todo supercaro. Ya sé que esto va a gustos, pero yo prefiero mil veces el interior, antes que verme en un sitio típicamente turístico donde saben que eres el guiri, te van a sablear, y encima no vas a ver una mierda. No es mi idea de visitar un lugar. Yo necesito tener espacio libre a mi alrededor. No me va eso de las playas masificadas.

Y no creáis que estoy hasta las bolas de conducir. Los últimos días han sido maratones de más de 400 km, pero tras aparcar finalmente la furgoneta en el parking de mi casa, tenía ganas de mucho más.

¿Recomendable un viaje de este tipo? Por supuesto. Hoy en día mucha gente pilla la mochila y se pira por ahí. Yo, la verdad, lo tenía más fácil que esta gente, ya que llevaba la casa a cuestas. Pero de todas formas, la esencia es la misma: descubrir el mundo en primera persona. Desde la comodidad del sofá de casa no vas a ver nada nuevo. Y voy a repetir una frase que me dijo un antiguo compañero de trabajo: “si cada día haces lo mismo, será como si solo hubieras vivido un día”. Así que el que tenga ganas de ver mundo que no lo piense: que le eche un par de huevos y se pire. Si no, cuando sea viejo se arrepentirá.

Seguramente, dentro de unos años, yo mismo recordaré este viaje como un sueño, y diré: “ostia, cuando era joven me piré solo por Europa, en una furgoneta vieja”. Pero bueno, que me quiten lo bailao. ¿Y qué será lo próximo? ¿La vuelta al mundo? No lo sé. Todo se andará.

Tal vez los más observadores (y frikazos) se habrán percatao que llevo una pegatina de un videojuego mítico en el portón posterior. Me encanta esa saga de CAPCOM. Así que voy a finalizar el blog igual que cuando te pasas cualquiera de los Megaman.

Gracias por jugar.

Hasta siempre.


Deja un comentario

Categorías